Un poco de historia

Cuando mi sobri nació en mayo de 1996 obviamente toda la familia estaba muy feliz, era una bebe hermosa y saludable, y todo marchaba bien hasta que comenzó con la dieta sólida que es cuando incluyen cereales. 

En mi familia no sabíamos nada sobre la celiaquía, por lo tanto ni podíamos sospechar lo que sucedía, pobre ángel lloraba mucho y sus deposiciones eran siempre diarreicas.

Había empezado a caminar, y conforme pasaba el tiempo su estado general desmejoraba, su médico de cabecera, no encontraba solución. Hasta que un día todos nos dimos cuenta que ya no se paraba como antes y su cuerpito había empezado a cambiar, su panzita estaba hinchada con las características de desnutrición.

Así que ese mismo día recuerdo que era un domingo, toda la familia estaba reunida, mi mamá dijo que ya no podíamos seguir esperando y en el momento la preparamos y todos salieron rumbo al Hospital de Pediatría de San Isidro, allí los doctores la examinaron y por primera vez nos dijeron que tenía todas las características de la enfermedad celíaca, los doctores permitieron que regresaran a casa con mi sobrina pero con el compromiso de iniciar el tratamiento cuanto antes. 

Así que de ahí en más ya se comenzaba con la dieta, en los días siguientes fueron varias veces al Hospital para realizarle todas los estudios de diagnóstico y la posterior biopsia para determinar el grado.

Y así empezó el camino para todos en investigar y comprender la condición de nuestro ángel. 

Pensar como cocinarle y que cosas podía comer, los listados de Acela fueron de mucha utilidad, recuerdo que pasábamos tiempo en el supermercado leyendo la composición de los productos y verificando si poseían el símbolo de sin TACC.

Fue un camino difícil porque en el 96, no era sencillo comprar las harinas, no estaban en los supermercados, solo en las dietéticas grandes, mi mamá la abuela de Cheli (mi sobri) había aprendido a hacer la mezcla de harinas,  las que requerían cernir varias veces cada harina para que la mezcla fuera uniforme.

Luego nos pusimos en contacto con Kapac, y encontramos que podíamos pedir las harinas y las enviaban a domicilio un paso hacia adelante. Por supuesto que el costo era muy elevado en comparación con la harina de trigo.

Continuará...